«Me tiré por vos»: el día que Charly García voló en Mendoza

Recordamos la historia del icónico salto desde el noveno piso del Hotel Aconcagua. 

La historia de la música está llena de estrambóticos episodios que, a pesar de reunir las características propias de cualquier leyenda urbana, son tan reales como el mismo rock que las acoge. El del influyente cantautor y multinstrumentista argentino Charly García lanzándose a la piscina de un hotel desde el noveno piso, es uno de esos acontecimientos que, de no haber existido constancia gráfica, hubiera resultado difícil de creer.

Aquel extraño momento, mezcló locura, rebeldía y una precisión imposible. Lejos de ser un accidente, fue pura decisión. Y como todo lo que hacía el llamado «padre del rock argentino», el icónico salto no sólo quedó convertido en anécdota, sino que además dio origen a una de las canciones más populares de su dilatada discografía. 

 

Mendoza, marzo del 2000: un Charly contra todos

La historia se remonta al 3 de marzo del año 2000. Un par de días antes, Charly había llegado a Mendoza para tocar en el Estadio Malvinas Argentinas junto a Nito Mestre y Mercedes Sosa, en uno de los conciertos más esperados del ciclo «Argentina en Vivo». Ya era un rockstar consagrado, pero también era conocido por ser una bomba de relojería impredecible. Sus excesos, su genio creativo y su personalidad desbordante lo hacían capaz de cualquier cosa.

Se hospedó en la antigua suite presidencial del Hotel Aconcagua, un edificio elegante con piscina en el patio interior. Lo que nadie imaginaba era que ese patio sería testigo de uno de los momentos más recordados en la vida del músico.

El conflicto empezó con García y su séquito dirigiéndose de madrugada al pub local La Reserva. Allí, una mujer a la que había negado un autógrafo, le arrojó un vaso de whisky a la frente, por lo que se vio obligado a regresar al hotel con el rostro ensangrentado y un humor de perros.  

La situación empeoró cuando, al día siguiente, tras ser denunciado por la propia agresora, la policía acudió a buscarlo para tomarle declaración. En la comisaría, se negó rotundamente a imprimir sus huellas dactilares «para no manchar sus dedos de tinta» y un agente le recordó que «ante la ley, todos somos iguales». Grave error aquel. García, furioso, le espetó: «¡Yo no soy igual que vos! Mírame las manos. ¡Yo soy Charly García!». 

Aquella respuesta se convirtió en un mantra que repetiría una y otra vez en su mente mientras daba vueltas por la habitación del noveno piso. La tensión era palpable. La prensa se agolpaba en la puerta del hotel y la policía amenazaba con volver a detenerlo. 

Fue entonces cuando adoptó una decisión que desafiaría toda clase de lógica. Sin decir ni una palabra, tomó primero un muñeco, luego un organizador de CDs y los lanzó por la ventana para comprobar la dirección del viento. A continuación, hizo lo mismo con otros objetos de distinto peso. 

El salto que paralizó Mendoza

Sin previo aviso, ante las miradas atónitas de su manager Fernando Szereszevsky y su asistente personal Gabriel Ganem, se puso en pie sobre la barandilla de la terraza y se lanzó al vacío desde una altura de 18 metros. «¡Se mató!», fue lo primero que pensaron.

La escena duró un par de segundos, pero para los testigos fue una eternidad. Desde esa altura, cualquier mínimo error significaba la muerte. Pero Charly no era cualquier persona. Su caída fue perfecta. La profundidad en la mayor parte de la piscina variaba entre 1,20 y 1,50 metros, pero su cuerpo impactó justo en la zona de los 2,40 metros. Ni una rozadura, ni un rasguño. Nada.

Salió con calma, como si lo hubiera hecho mil veces antes. Se sacudió el pelo, pidió una Coca-Cola y, con la misma naturalidad con la que acababa de saltar, dijo:

Decidle al policía pobre de Mendoza que, si es igual que yo, venga y se tire del noveno piso.

El hotel entero quedó en shock. La policía no sabía si arrestarlo o aplaudirle. La prensa, que esperaba en la calle, acudió a rodearlo con sus micrófonos entre el susto y la incredulidad. Mendoza tenía una nueva leyenda urbana… que no era leyenda en absoluto, porque el salto quedó grabado de forma casual por el camarógrafo de Canal 7, Daniel Raquela. En apenas unas horas, aquellas imágenes dieron la vuelta al país abriendo todos los espacios informativos nacionales.

“Me tiré por vos”: la canción que nació del vuelo

Cualquier otro músico habría dejado el episodio como una locura más. Pero Charly no. En el avión, de regreso a Buenos Aires, comenzó a componer «Me tiré por vos». La canción fue incluida en el álbum Sinfonías para adolescentes (2000), grabado junto a Nito Maestre, de nuevo como Sui Generis. Fue el cuarto y último trabajo de la legendaria banda y llegó 25 años después de su separación en el célebre concierto doble (5 y 6 de septiembre de 1975) en el Estadio Luna Park de Buenos Aires, un evento histórico que quedó registrado en el álbum Adiós, Sui Generis.

«Me tiré por vos, me tiré por vos, me tiré por vos. Estaba muy aburrido en la Mendoza fatal. Dije, ¿qué me falta ahora? Sólo aprender a volar», cantaría inmortalizando aquel momento de locura y genialidad.

En «Noveno B», otra de las composiciones del disco inspiradas en el salto, también cita:

“Me voy a tirar del noveno piso. Me voy a tirar al mar. Me voy a tirar sin pedir permiso. Me voy a tirar igual”

El salto que se convirtió en meme, publicidad y chistes

El episodio no solo quedó grabado en la historia del rock, sino también en la cultura popular argentina. Con los años, la frase “Me tiré por vos” se convirtió en un chiste recurrente y en una referencia obligada para cualquier fan del músico del bigote bicolor.

Se imprimieron camisetas con la famosa imagen de Charly en el aire. Se hicieron memes con frases como “Yo sobreviví al salto de Charly” o “No fue un salto, fue un vuelo”. Incluso la publicidad aprovechó el mito: una aerolínea argentina lanzó una campaña con la frase “Viaja con nosotros, pero no te tires”.

Los fanáticos convirtieron el Hotel Aconcagua en un lugar de peregrinación. Muchos iban hasta la piscina y miraban hacia arriba, intentando imaginar cómo demonios García había calculado su caída con tanta precisión. Otros entraban sin permiso a la terraza del noveno piso para intentar imitar a su ídolo, por lo que durante muchos años, el acceso fue restringido. 

El propio Charly, con su característico humor ácido, se reía del asunto en entrevistas:

Lo hice porque podía hacerlo. Pero no intenten esto en casa, chicos.

¿Acto de inconsciencia o metáfora de su propia vida?

Los psiquiatras debaten sobre lo que pasó ese día. La prensa lo sigue etiquetando como un “acto de inconsciencia”. Pero quienes conocen a Charly saben que su vida entera fue ese salto: una decisión impulsiva, arriesgada, pero ejecutada con una precisión imposible.

La siguiente infografía del diario local Los Andes, refleja con absoluta claridad lo ocurrido aquel día.

Lo cierto es que, sin pretenderlo, aquel salto de Charly García se convirtió en metáfora perfecta de su carrera: arriesgada, impredecible y siempre al borde del abismo. No fue solo una locura: fue una declaración de principios, una prueba de que, en su propio mundo, las reglas sólo eran obstáculos que se podían saltar. Aquel acto de rebeldía, como su música, desafió los límites de lo convencional y quedó grabado a fuego en la historia del rock argentino.

Porque como él mismo cantó, no era igual que nadie. Era, simplemente, Charly García.