La noche que vibró Gijón

brucecartelgijonOcurrió un agradable jueves de primavera. La resaca de la sidra se mezclaba con los ecos dejados por el ambiente previo a la gran cita musical de la temporada en el norte de España. Y ahí estábamos nosotros, rodeados por 40.000 almas entregadas, esperando escuchar un primer golpe de batería seguido por el rasgueo de una vieja y legendaria Fender «Esquire» modificada. Habíamos soñado mucho con ese instante y nos íbamos aproximando a él con los nervios propios de alguien que se encuentra a punto de cumplir uno de sus más ansiados objetivos. En el reloj, los minutos pasaban muy lentamente, con esa extraña impresión de eternidad que uno tiene al esperar un momento que parece no llegar nunca. Pero, finalmente, la magia se produjo poco después de las 21:00 horas en un inolvidable día de San Isidro de 2003. En ese instante, la leyenda del rock más puro hizo historia al ofrecer una de sus más sabias lecciones en una magistral exhibición de ritmo y energía.

Gijón estalló en un ensordecedor rugido cuando, uno a uno, fueron apareciendo en escena los miembros de la E Street Band y ocuparon sus respectivos lugares en un sobrio espacio de 50 metros adornado únicamente con los efectos producidos por 364.000 watios de luz y dos grandes pantallas situadas a ambos lados de la tarima. Roy Bittan, Danni Federici, Gary Tallent, Stevie van Zandt, Nils Lofgren, Max Weinberg, Clarence Clemons… y finalmente, tras ellos, cerrando el desfile, el gran Springsteen vestido completamente de negro, sonriendo y saludando a los incondicionales que en ese momento convertíamos El Molinón en un auténtico hervidero entre aplausos y gritos delirantes recompensados con los primeros compases de la impresionante «The Promised Land» elegida para abrir la gira española. Y a partir de ahí, los nuevos temas del álbum The Rising sonando mejor que nunca y perfectamente combinados con las míticas composiciones que han ido forjando la leyenda a lo largo de 39 años resumidos en más de tres horas de absoluto y puro delirio.

Las principales cadenas de televisión nacionales se hicieron eco del concierto con noticias como estas en sus diferentes espacios informativos.

Ahora, coincidiendo con estas fechas en las que Bruce está a punto de regresar a nuestro país con el fabuloso «Wrecking Ball» bajo el brazo, es imposible no recordar aquellos entrañables momentos con la ilusión del primer día y sentir la misma emoción de entonces al pensar en el ambiente previo que rodea a cada uno de sus conciertos, en la intensidad de su música en directo y en el desgarrador grito «one, two, three, four…» que sirve de perfecta introducción para muchos de los temas que se suceden encadenados y van dando forma al más puro y directo espectáculo del rock.

Springsteen sigue siendo el perfecto maestro de ceremonias, un director de orquesta que va marcando las pautas del concierto sin normas establecidas… y no sólo para los miembros del grupo, sino también para el entregado público que abarrota los estadios adorándolo como a un dios. Improvisa, ordena, y el resto de la banda ejecuta fielmente sus órdenes al alargar infinitamente un solo o triplicar la duración de cualquier tema hasta lograr la extenuación de sus incondicionales en un estado de completa embriaguez. Desde su privilegiada tarima de orador, ofrece un vibrante discurso transformado en ritmo y letras mientras se divierte jugando con el público, sonríe, provoca y transmite en todo momento esa inagotable energía positiva que ya se ha convertido en su particular sello de identidad.

Así es el genio de New Jersey, inconformista, exigente y completamente entregado a su gente, capaz de divertirse como un niño al alargar hasta un par de horas una simple prueba de sonido y ofrecer después uno de sus más brillantes conciertos durante otras tres más, como ha ocurrido en muchas ocasiones. Disfruta haciendo música y eso se nota cada vez que aparece sobre un escenario; sin ninguna duda el mejor lugar que existe para que un artista demuestre realmente lo que vale, en directo y sin trucos de estudio, manteniendo ese contacto directo en perfecta comunicación con el público gracias al lenguaje universal de la música. Y eso, precisamente, es algo que aquella histórica noche en Gijón y en cada uno de los conciertos ofrecidos en su imparable trayectoria, Bruce Springsteen ha demostrado sobradamente. Sin ninguna duda, siempre ha sido, es y seguirá siendo… sencillamente el mejor de la clase.

(«American Land» en el Festival de Glastonbury de 2009, ante más de 175.000 espectadores)

JULIO JESÚS TÉBAR


8 Comments

  1. Tienes razón, Julio. No hay otro igual. Lo he visto en cada gira que ha pasado por España y Bruce es mucho Bruce. Energía pura. Disfruta tocando y eso se nota. Saludos, amigo. Y nos veremos el 17 de junio en Madrid gritando eso de one… two… three… four. ¡Springsteen forever!

  2. Tengo muchas ganas de verlo otra vez en directo con esta nueva gira. Yo tengo entradas para el concierto del 13 de mayo en Sevilla y el tiempo de espera se me está haciendo eterno. Además, el nuevo disco es impresionante. Pues sí. Larga vida al Jefe!!!

  3. Yo estuve en ese concierto del que hablas. Y además de la actuación, nunca se me olvidará el ambiente que había en Gijón la noche anterior. Lo estamos esperando por aquí desde entonces. Ojalá la promotora se ponga las pilas y vuelva a pensar en nosotros los asturianos. Aquí se quiere mucho a Springsteen. Este año, iré al concierto de San Sebastián el 2 de junio, que es lo que más cerca me pilla. Así que si vais alguno, allí nos vemos. Un abrazo desde Oviedo, Julio. Mañana te escucho en la radio.

  4. ¿Qué tal, Julio? Acabo de encontrarme con el link de tu blog en Twitter por recomendación de una amiga. Ahora le echaré un vistazo tranquilamente, pero lo que he visto me ha encantado. Así que aquí tienes una nueva seguidora. Ya me he suscrito para estar al día de todo lo que vayas publicando. Un besazo, guapo.

  5. Yo estuve allí esa inolvidable noche del 15 de mayo de 2003, Julio. La gente asturiana nos volcamos completamente con la gente que viene a actuar en nuestra tierra y por eso, es una pena que no se nos tenga demasiado en cuenta a la hora de organizar giras. Siempre son las mismas ciudades: Barcelona, Madrid, Sevilla… y ya viste el calor que ofrecemos en Gijón, y como estaba El Molinón esa noche. Springsteen vuelve a España, pero pasa de largo. ¡Qué pena! Lo echaremos de menos, aunque ya tengo entradas para el concierto de Madrid. Allí nos veremos. Un saludo y larga vida al Boss.

  6. Impresionante artículo. Me has dejado sin palabras. Qué grande es el boss. Un besazo bien grandote, Julio.

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